Parte del Aire 2010

•29 May 2010 • Deja un comentario

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Los medios y la construcción de lo real

•6 noviembre 2009 • Deja un comentario

Por Rodrigo Picotti

amanda_04Los medios de comunicación tienen una importancia fundamental en nuestra vida: gran parte de la información con la que nos manejamos es producto de este contacto. La construcción que éstos hacen de la información influye en la imagen que nos formamos de la realidad.

 

 


Todos los días pasamos horas frente al televisor o leyendo noticias en diferentes soportes. Los medios nos muestran permanentemente una serie de acontecimientos cuya relevancia está definida por lo que llamamos agenda mediática. Es decir, aquellos temas de los que los medios nos hablan y nos dicen que no podemos dejar de conocer para estar informados en determinado tiempo y espacio, a partir de lo que consideran de interés común. Sin duda contribuyen fuertemente a la imagen que nos formamos del mundo que nos rodea, por medio de las estrategias discursivas que emplean en la producción de la información.

“Los acontecimientos sociales no son objetos que se encuentran ya hechos en alguna parte de la realidad y cuyas propiedades y avatares nos son dados a conocer de inmediato por los medios con mayor o menor fidelidad. Sólo existen en la medida en que esos medios los elaboran.”
(Eliseo Verón en Construir el acontecimiento, 1983).

Pensar en la noticia como construcción, ¿podría llevarnos a considerar que lo que los medios hacen es inventar una realidad? En relación con esto, la profesora María Eugenia De Zan afirma: “Más que inventar, creo que a partir de una noción de realidad hay una producción que tiende a sostener y reproducir determinadas creencias. No diría invención porque esto supone una creación que proviene de una idea nueva, podría decirse que es más cercano a lo artístico. En el caso de los medios, éstos parten de una determinada noción de cuáles son los temas que pueden interesar”.

Un aporte a la importancia de los medios como formadores de la opinión pública es la trama de la película Mentiras que matan, dirigida por Barry Levinson. El cineasta, ganador del Oscar por Rain Man y director de otros filmes como The Natural y Good Morning Vietnam, relata la creación de una estrategia para distraer a la prensa en plena campaña de reelección del presidente de los Estados Unidos; cuando el mandatario es acusado de abusar a una joven, un productor de Hollywood inventa una guerra con Albania para que el candidato pueda ser visto heroicamente por los medios.

“No hay una narración ‘verdadera’ —como tampoco hay una narración ‘falsa’—; hay sistemas narrativos puestos en circulación y fijados en un cierto momento de la semiosis social para ser reconocidos como verdaderos —o como falsos— bajo ciertas condiciones de consumo.”
(Lucrecia Escudero en Malvinas: El gran relato. Fuentes y rumores en la información de guerra, 1996).

El discurso de la información tradicionalmente se ha formulado con el objetivo de hacer saber (1), es decir con una pretensión de objetividad que ubica al discurso mediático por fuera de los hechos, con una presentación neutra, como si éstos se contaran por sí solos. Esta estrategia de construcción de la verosimilitud está marcada fundamentalmente por una idea de mostrar la realidad tal cual es, sin lugar para los comentarios y cualquier referencia al sujeto que enuncia: los medios observan lo que sucede y lo repiten.

En la actualidad la situación parece estar cambiando. El surgimiento de los medios estuvo marcado por la idea de que éstos eran el reflejo de la realidad: el relato radial de La guerra de los mundos de Orson Welles fue interpretado mayoritariamente por los oyentes como una auténtico ataque extraterrestre en 1938. Hoy, las condiciones de producción y de recepción son otras: “creo que los medios pretenden cada vez menos ser objetivos, siempre se partió de ese principio de grado cero, de discurso informativo; y hoy los medios están, un poco intencionalmente, dejando de lado esa idea de objetividad por esta pretensión de crear un periodismo comprometido, esto les impide una posición neutra frente a la información”, dice al respecto la profesora De Zan.

Con el avance de la tecnología y la creación de nuevos espacios, el público tiene una inclusión mayor: el periodismo ciudadano y las plataformas digitales han generado una nueva relación entre ambos polos de la producción de sentido. No obstante, hay que destacar que el lugar de los medios masivos en la vida cotidiana es cada vez mayor; si bien hoy está más visible el lugar desde el que cada uno se posiciona para enunciar los acontecimientos, su influencia sobre nuestros hábitos y sobre la idea que tenemos de lo real es proporcional a la importancia que les damos en nuestro quehacer diario.

NOTA:
(1) Definición realizada por Lucrecia Escudero en relación con la narración de la actualidad y el discurso de la información, en Escudero, Lucrecia (1996). Malvinas: El gran relato. Fuentes y rumores en la información de guerra. Gedisa. Barcelona, España.

ANEXO:
Entrevista a María Eugenia De Zan.
Bibliografía de referencia.

BIBLIOGRAFÍA PARA DESCARGAR:
BENVENISTE, EMILE (1985). El aparato formal de la enunciación en Problemas de Lingüística General II. Editorial Siglo XXI. México.
ESCUDERO, LUCRECIA (1996). El contrato mediático en Malvinas: el gran relato. Fuentes y rumores en la información de guerra. Editorial Gedisa. Barcelona.
TODOROV, T. (1972). Lo verosímil. Editorial Tiempo contemporáneo. Buenos Aires. Introducción.
VERÓN, ELISEO (1983). Construir el acontecimiento. Gedisa. Buenos Aires. Introducción.
VERÓN, ELISEO (2004). Diccionario de lugares no comunes en Fragmentos de un tejido. Gedisa. Barcelona.
(Fuente: Cátedra Semiótica, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos. Disponible en www.unersemiotica.wordpress.com).

La construcción del sentido

•6 noviembre 2009 • Deja un comentario

Por Ileana Manucci

Pretender conocer la realidad sólo a través de un medio de comunicación  puede ser una experiencia peligrosa, siempre que no tengamos en claro que quienes producen esos contenidos son sujetos como nosotros, cargados de determinados sentidos e intenciones.

Las 24 horas del día los medios de comunicación dicen estar mostrándonos, con mirada objetiva, “la realidad”, “la verdad” de lo que sucede a nuestro alrededor. Si la televisión, la radio, un diario o cierta página web nos dicen que no podemos salir a la calle porque nos matan, que en cualquier lugar y a cualquier hora te roban lo que tengas, que el gobierno es la peor lacra o el salvador de una patria en desgracia, ¿nos están solo informando sobre lo que pasa?…Claro que no, hoy más que nunca los medios de comunicación son mucho más que eso, y son tanto más que hasta pueden ocultar y disfrazar hechos que ocurren frente a nuestras narices.

Los medios no son espejos que simplemente reflejan lo que sucede. Tzvetan Todorov, en la introducción a “Lo verosímil”, dice que “el relato, el discurso, deja de ser en la conciencia de los que hablan un sumiso reflejo de las cosas, para adquirir un valor independiente”, pero remarca que sigue siendo predominante en nuestras sociedades la concepción del lenguaje-sombra. Cuando por diferentes razones no podemos observar directamente un hecho, lo único que tenemos para conocerlo, es un relato, estratégicamente armado, que una persona o grupo de personas ha realizado.

Si no resulta tan claro desenmascarar todos estos mecanismos observando algunos programas o leyendo ciertos diarios, un ejemplo claro, que aunque es ficción tiene directa correspondencia con la realidad, es la película Wag the Dog (Mentiras que matan) del estadounidense Barry Levinson. El director ganador del Oscar por «Rain Main» (1988) y reconocido por películas como «Los hijos de la calle» y «Buenos días Vietnam», realizó en 1997 lo que sería un filme premonitorio, de cierta forma, del caso Lewinsky-Clinton. En «Wag the Dog», el presidente de Estados Unidos se encuentra envuelto en un escándalo sexual con una menor. Para evitar que la noticia opaque la campaña del mandatario, desde la Casa Blanca se contrata a un grupo de especialistas que inventan una guerra con Albania para desviar los ojos de los medios y de la sociedad del escándalo presidencial, un complejo pero efectivo operativo de prensa. De esta forma queda evidenciado el poder mediático: un hecho comprobado,  el escándalo sexual, es opacado por uno ficticio, una guerra. En agosto de 1998, el mismo día que debía declarar Mónica Lewinsky, el gobierno estadounidense anunciaba los ataques militares contra bases en Sudán y Afganistán…cualquier similitud entre ficción y realidad ¿es pura coincidencia?

Estos relatos investidos de intencionalidad responden a diferentes intereses que los medios detentan. Pueden estar ligados al poder político, económico o a cierta clase social a través de la cual hablan, pero que nunca explicitan. Este mecanismo de ocultamiento de posiciones, de no decir a partir de dónde se paran para ver y hablar sobre lo que sucede, es lo que lleva a que el común de los espectadores vean estas construcciones como “la única realidad”. Sobre esto, la Licenciada en Filosofía y Profesora de Semiótica, Juliana Cattaneo dice que lo real, el ‘estado de la naturaleza’ es dado en y por el lenguaje al mundo humano, por esto los medios no inventan la realidad, sino que la re-inventan, la re-significan, establecen con la realidad otra relación, con otros interpretantes y otra puesta de sentido”.

Cattaneo prefiere no hablar de “manipulación” de los medios, ya que si se acuerda con la concepción de la comunicación dialógica, el espectador o destinatario tiene un rol activo en esta comunicación, de allí se desprende que los sentidos son co-producidos, son sociales. Pero, a su vez, cuando los medios realizan este proceso de re-significación borran o encubren sentidos, esos “mecanismos o procedimientos de la cocina del sentido”.

El rol activo que como espectadores debemos tener ante un medio tiene que ver con una visión crítica sobre los mismos, con poder entender qué es lo que se está diciendo, quién lo está diciendo y desde qué lugar, porque más allá de que la producción de sentido es una acción social siempre hay sentidos/intereses intentando prevalecer sobre otros, algo que Foucault explicaba claramente al decir que “el discurso es aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse”.

ANEXO:
Entrevista a Juliana Cattaneo / Bibliografía.

Producir y difundir ideas con otros fines

•6 noviembre 2009 • Deja un comentario

Por M. Cecilia Rolandi

Mientras los medios masivos construyen una realidad a través de la imposición de una agenda mediática de temas, con el fin de aumentar su poder; existen medios comunitarios que habilitan voces, hasta hoy acalladas.

En 1997, se estrenó en Estados Unidos la película «Mentiras que Matan», dirigida por Barry Levinson e interpretada por Robert De Niro, Dustin Hoffman, entre otros. La comedia muestra cómo se inventa una guerra inexistente entre Estados Unidos y Albania para tapar un escándalo sexual cuyo protagonista es el presidente norteamericano.  En una entrevista hecha al director, él lo explica así: “Se ha vuelto imposible diferenciar entre la política y el show-business; el presidente está comprometido en un escándalo sexual y el problema no consiste en saber si es cierto o no, sino en realizar un operativo de diversión sobre cualquier otra cosa más importante (una guerra, por ejemplo) con tal de conmover al público y asegurar su reelección.” El fin de haber armado esa estrategia de prensa fue emocionar a los estadounidenses y conseguir que la opinión pública se olvide del desliz erótico del presidente.

 Dustin Hoffman, Anne Heche y Robert De Niro en Mentiras que matan.

Dustin Hoffman, Anne Heche y Robert De Niro en "Mentiras que matan".

Ello muestra claramente cómo la imagen goza de una certeza indestructible, capaz de hacer totalmente creíble una guerra y dejando en segundo plano el acoso presidencial. Lejos de informar con veracidad y responsabilidad a su audiencia, los grandes medios de comunicación viran su objetivo hacia la manipulación de la opinión pública.

Nadie pone en duda, entonces, que los medios masivos de hoy son los principales productores de subjetividad en la sociedad. A través de sus mensajes y contenidos crean opiniones, formas de pensar, de actuar y hasta de sentir. El objetivo de ello es perpetuar su poder y sus concepciones hegemónicas.

Sin embargo, mientras los medios masivos construyen una realidad a través de la imposición de una agenda mediática de temas, con el único fin de mantener o aumentar su poder y ganancias; existe un nuevo modelo de medios (los medios comunitarios) quienes también elaboran sus agendas de temas pero basándose en la solidaridad existente en la comunidad en la que están inmersos y con el fin de solucionar problemas colectivos.

Historieta llamada ¿Te ve o no te ve?, de Eduardo Balán, para el libro “Barrio galaxia: manual de comunicación comunitaria”.

Historieta llamada ¿Te ve o no te ve?, de Eduardo Balán, para el libro “Barrio galaxia: manual de comunicación comunitaria”.

La Licenciada en Letras, profesora e investigadora en el campo de la comunicación, María Cristina Mata, sostiene que en la sociedad hay una enorme cantidad de organizaciones y movimientos sociales que están pugnando por hacerse ver y escuchar, es decir bregan por un espacio en donde expresar su palabra. No siempre lo consiguen porque se trata de una palabra capaz de decir cuál es el orden social que se quiere construir: es una palabra política.

Esa palabra, agrega Mata, surge de una comunidad en la que un grupo de individuos interaccionan entre sí, compartiendo valores, significados, fines y expectativas. Claro que, en esa misma comunidad también existe el conflicto, debido a que se produce una yuxtaposición de palabras que el medio comunitario debería encargarse de reflejar. La comunicación comunitaria debe reconocer las diferencias y las coincidencias, para revelar y procesar conflictos y para establecer acuerdos.

En esa misma línea de análisis, Karina Arach e Irene Roquel, ambas Licenciadas en Comunicación Social y miembros activos del Área de Comunicación Comunitaria, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, han podido comprobar en sus distintas experiencias que el fin de un medio comunitario es darle voz a lo que es noticiable para la gente de la comunidad a la que pertenece. De ese modo colaboran en la construcción de la identidad de los habitantes del lugar, reproduciendo valores y códigos comunes, e informando acerca de las cuestiones propias del barrio.

Ambas coinciden en que actualmente los medios comunitarios coexisten con los masivos; mientras los primeros habilitan un espacio para que los habitantes de la comunidad puedan tomar la palabra, los segundos dominan el campo de la interpelación. Sin embargo, no se trata de una competencia entre ambos sino de que los medios comunitarios surgen como  líneas de fuga al sistema, buscando solucionar sus propios problemas sin siquiera pensar en competir con el resto. Los medios comunitarios, entonces, habilitan una nueva línea de trabajo, la cual trata de recuperar todo lo vinculado a lo micro.

María Cristina Mata prefiere implicar a los medios comunitarios en un compromiso mucho mayor y, al mismo tiempo, nos permite reflexionar respecto de qué tipo de medios queremos para generar el cambio social, político y económico tan ansiado : “En tiempos donde se instala con fuerza el pensamiento único, algunas experiencias de comunicación comunitaria nos están mostrando que sin una re-informatización de la sociedad es muy difícil construir alternativas que quiebren las lógicas predominantes y el sentido común. Cuando hablo de re-informatización me refiero a un proceso que rescate lo propio, lo local, lo particular y también la necesidad de trabajar para incorporar nuevos conocimientos y cuestionar las agendas que construyen los medios masivos, las instituciones educativas y el Estado.”

ANEXO:
Entrevista a Karina Arach e Irene Liza Roquel / Bibliografía.

Ley de Medios: el día después

•28 octubre 2009 • Deja un comentario
Clarín.

Clarín.

La Nación.

La Nación.

Crítica de la Argentina.

Crítica de la Argentina.

Página 12.

Página 12.

El 18 de marzo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó el anteproyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y desde aquel día comenzaron las especulaciones sobre si la vieja ley promulgada durante la última dictadura militar finalmente sería reemplazada. Durante estos siete meses de foros de debate en diferentes provincias y de discusiones mediáticas, muchas cosas se dijeron, se escribieron, se interpretaron y mal interpretaron desde los grandes medios, esos pulpos que comenzaron a inquietarse ante la mínima posibilidad de ceder parte de los beneficios que desde hace 30 años vienen acumulando.

La “ley K”, la “ley mordaza”, la “ley de la democracia”, “ahora hablamos todos”, fueron algunas de las frases más repetidas del año, dando cuenta cada una de ellas de la verdad que los medios pretendían construir sobre el tema, y de acuerdo con sus intereses. En la madrugada del 10 de octubre finalmente el proyecto fue aprobado por el Congreso y la ola de títulos alusivos de esa mañana dio cuenta de la euforia y de la rabia, de la esperanza y la condena con la que Clarín, La Nación, Crítica y Página 12 dieron tratamiento al hecho.

Una de las razones por las que, para muchos, el debate sobre esta nueva ley resultaba poco claro o falto de confianza, era el motivo de su nacimiento: el enfrentamiento entre el gobierno de los Kirchner y Clarín. ¿Una vieja pelea? No, para nada. El multimedio fue durante varios años tildado de oficialista y de beneficiario de ciertas medidas tomadas durante el mandato de Néstor Kirchner, como la prórroga de los vencimientos de las licencias de radiodifusión y la fusión entre Multicanal y Cablevisión; pero luego de marzo de 2008, todo cambió. Por aquellos días, las patronales rurales se levantaron contra el gobierno y el Grupo fue su propagador aliado. Cuando el anteproyecto salió a la luz, se desató una encarnizada guerra mediática.

Kirchner ya tiene la ley de control de medios, fue el título de tapa del diario Clarín luego de ser aprobada la ley. A lo largo de la edición impresa y en su sitio web, la postura continuó siendo radicalmente opositora: “El Ejecutivo controlará la autoridad que regirá la radio, la TV y el cable; los multimedios son obligados a vender frecuencias en un año y no hay regulación de la pauta oficial. Así, los Kirchner apuestan a conformar un mapa de medios a su medida”. Además, una crónica sobre los festejos fuera del Congreso resaltaba, con el clásico recurso de las frases en letra negrita, oraciones como estas: “muchos reconocieron no saber qué era lo que estaban apoyando ni para qué habían ido” y “un respaldo que se desarrolló en un clima hostil contra todo aquel que se opusiera al polémico proyecto de ley”. La nota de opinión titula contundentemente: “En busca de medios sumisos”.

En un tono más moderado, La Nación puso en su tapa: El Senado se aprestaba anoche a sancionar la nueva ley de medios. El diario, al no esperar la finalización de la votación, realizó un análisis de los debates que se habían dado durante la sesión. Las principales notas titularon: “Una sesión difícil para los que cambiaron el voto”, “Denuncian que hubo corrupción” y “Duras críticas al periodismo”, en la cual se hizo referencia a las descalificaciones a los medios que se vio en los discursos oficialistas. En la edición on line, se realizó una cobertura más detallada, tocando los temas más controversiales y las distintas posturas. En el primer párrafo de la nota se podía leer: “El kirchnerismo logró aprobar en general la nueva ley de medios” remarcaba lo siguiente: “La mayoría kirchnerista del Senado aprobó en general, a las 2.30 de hoy, el proyecto de ley de radiodifusión, gracias a una cómoda mayoría lograda con la adhesión de fuerzas políticas menores y el apoyo de legisladores oficialistas críticos y de opositores, a cambio de promesas de beneficios fiscales y financieros para sus provincias”. Respecto a este último tema —el voto positivo de opositores— el matutino realizó un informe aparte en el cual se dieron detalles sobre las razones que llevaron a tres legisladores no oficialistas a votar a favor de la ley, resaltando nuevamente “La política de cooptación de voluntades del Poder Ejecutivo”.
La portada del diario Crítica de la Argentina fue directa: Todo bajo control y la imagen de Néstor Kirchner sonriente con un control remoto en su mano. En las notas interiores siguió remarcándose la victoria política que la aprobación de la ley significaría para el ex presidente: “Kirchner ganó la batalla e impuso su ley de medios”, y el copete de la nota hacía referencia, al igual que La Nación, al cambio de votos: “Con 44 a favor y 24 en contra, el oficialismo consiguió la aprobación en general. Fue clave el apoyo de los dos senadores “tránsfugas”, del socialismo y de los legisladores fueguinos”.

Uno de los pocos medios que tomó la noticia desde un punto de vista más positivo fue Página 12, diario que desde hace algunos años se lo relaciona directamente con el gobierno por, entre otras cosas, las cuantiosas sumas de dinero que recibe en concepto de publicidad oficial. Más voces, más votos fue su tapa del 10 de octubre, marcando una clara postura a favor de la norma sancionada. En sus notas de opinión continuó en esta misma línea: “Democratizaciones”, hace un análisis de la democracia argentina de estos días y pone a la ley como un ejemplo de intentar afianzar la misma, dando duros golpes contra la oposición y reconociendo errores del gobierno aunque de forma liviana. “De cepas nobles y bien añejada”, se centra más específicamente en la ley, poniendo a la sociedad argentina (constante lucha de colectivos sociales aguerridos”) como el principal propulsor de la misma, reconociendo la decisión oficial por concretarla pero haciéndole, a su vez, una crítica: “El oficialismo distorsiona la realidad cuando se arroga la condición de fundacional, lo que desmerece en algo su gran virtud: es el primero que la concretó en debate y, todo lo indica, en ley aprobada”.

Este breve análisis de los principales titulares del día después de la sanción, muestra claramente las posturas que cada uno de estos medios tomaron durante los meses que duró el debate: Clarín fue el opositor más fuerte, seguido por Crítica; La Nación se posicionó como espectador del enfrentamiento entre su principal competidor y el gobierno y Página 12 se inclinó explícitamente hacia la sanción de la norma. Detrás de estas posiciones de juego, hay un entramado de intereses económicos y políticos difíciles de dimensionar para el común de la sociedad, que en muchos casos se sintió ajena e ignorante ante un debate de tales dimensiones.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual abre un nuevo panorama para el mundo mediático; que sea utilizada como una herramienta democratizadora o como un instrumento de chantaje y presión va a depender de las voluntades de los gobernantes, pero sobre todo de la vigilancia y el reclamo que los gobernados hagamos para que se cumpla y respete, para que esta ley mejore nuestras condiciones como ciudadanos de un país democrático, garantizando la libertad de expresión y no la libertad de empresa de los grandes grupos económicos ligados al poder de turno.

LOS MEDIOS LOCALES ANTE LA LEY

Medios locales

EL OBSERVATORIO COMUNICACIONAL DE
LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
OPINA LUEGO DE LA SANCIÓN DE LA LEY

(Descargar audio)

Medios de comunicación: ¿víctimas o cómplices?

•9 octubre 2009 • Deja un comentario

Por M. Cecilia Rolandi

En febrero de 2002 Hugo Chávez cambió la cúpula empresarial de Petróleos de Venezuela, la empresa petrolera del Estado y, según la oposición, violentó con estos cambios una larga tradición meritocrática; en opinión del gobierno, se reactivó el motor y la columna de la economía con el fin de redistribuir las riquezas nacionales. Este acto, junto a la persistencia de la crisis económica y social y a una campaña iniciada por los medios en contra del presidente, indujeron a que el 9 de abril Fedecamaras, la organización patronal principal del país, convocara a una huelga general para forzar la renuncia de Chávez. El 11 de abril, luego de tres días de huelga, las protestas se convirtieron en disturbios y una marcha contra el Gobierno fue desviada de su recorrido hacia el palacio presidencial de Miraflores, donde se toparon con una concentración en apoyo al Gobierno. Ocurrieron entonces enfrentamientos armados que produjeron varios muertos y heridos. En la madrugada del día siguiente el Alto Mando Militar ejecutó un Golpe de Estado que colocó en la Presidencia al presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga.

La prensa oral y escrita, el cine, la televisión e Internet, son herramientas que siempre se utilizaron, y se utilizan, para apoyar el ejercicio del poder de los grandes grupos, antaño políticos y hoy económicos. Si bien cumplen la función básica de describir la realidad social y el acontecer nacional e internacional, su acción es eficaz e inmediata ya que introducen al individuo en una interacción de ideas y en la apelación que el medio hace a sus sentidos. Entonces, otra función de los medios es la de atraer e influenciar la opinión individual y colectiva aún cuando ello signifique dejar de lado la veracidad.

Luego de las presiones internacionales y las fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez, los militares leales al Gobierno retomaron el poder y Chávez reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002. Durante esos dos días, los medios privados mostraron los tiroteos que ocurrían en Caracas acusando al gobierno y a sus seguidores de haber planificado las acciones violentas.

VIDEO:
Los medios privados construyeron una versión de los hechos que no se correspondía con lo que sucedía en realidad. Un claro ejemplo de ello la manipulación de imágenes que se realizó en torno a los episodios ocurridos en el Puente Llaguno.

Al mismo tiempo el canal del Estado, Venezolana de Televisión, fue sacado del aire; motivo por el cual, Chávez y sus seguidores titularon luego la situación como un “golpe mediático”, argumentando que los medios privados tuvieron una gran cuota de responsabilidad en el golpe de estado, autocensurando información comprometida con los golpistas y adjudicándole la responsabilidad por los hechos inventados por la misma prensa: como el del Puente LLaguno. Lo mismo ocurrió en Honduras a fines de junio de 2009, tras el golpe de estado que derrocó a Manuel Zelaya; en esa oportunidad casi un 95 por ciento de los medios de comunicación privados del país dejaron de transmitir cualquier tipo de información relacionada con la expulsión a la fuerza del presidente, por colusión los más y por coerción oficial los menos.

Retomando el hecho ocurrido en Venezuela, varias fuentes coinciden en que los líderes del golpe, en un intento desesperado de conservar el poder, persuadieron a los magnates de los medios privados para que se ignoren los acontecimientos que estaban haciendo fracasar el golpe. El sábado 13, mientras los manifestantes inundaban las calles y el palacio presidencial cambiaba de manos por segunda vez en dos días, los espectadores de la televisión venezolana se quedaron a oscuras: en lugar de noticias, se vieron caricaturas y películas viejas. Al día siguiente, con Chávez de nuevo en el poder, ninguna de las ediciones dominicales de los principales periódicos apareció en las calles. Los medios en lugar de informar al público, escondieron los hechos.

En Venezuela fue con el apoyo directo de los grandes medios privados, en Honduras con el allanamiento de las instalaciones de los medios más críticos y con amenazas y persecuciones a sus propietarios y periodistas; así las autoridades de facto logran evitar que se dé a conocer lo que está sucediendo o, al menos, que se les dé la palabra a múltiples voces. Haciendo un poco de historia vemos que quien maneja las ideas de una sociedad es quien determina el curso de la misma.

En fin, los medios de comunicación pueden ser cómplices de los procesos políticos o, por el contrario, aportar en la tarea de la transformación y democratización social. De ahí la importancia que reviste el desarrollo de los medios alternativos como armas de combate en una guerra contra la dictadura de los medios de comunicación masivos y de los sistemas políticos y económicos que avalan.

Libertad de expresión, la primera víctima del golpe

•9 octubre 2009 • Deja un comentario

Por Rodrigo Picotti

En 2002 fue en Venezuela, siete años después en Honduras. Dos golpes de Estado en América Latina con una similitud para destacar: el control de la información y papel central de los medios de comunicación en la representación de la realidad.

Hablar de situaciones como las acontecidas en Honduras el pasado 28 de junio o en Venezuela en abril de 2002 remite a pensar inmediatamente en un proceso que supone el quebrantamiento del orden democrático y la violación de la Constitución de la Nación.

En los dos casos mencionados, los presidentes elegidos por el pueblo fueron obligados a dejar su cargo por grupos cívico-militares opuestos a la ideología gobernante.

Un golpe de Estado es la irrupción de un hecho violento que deriva en la toma de uno de los poderes del Estado por parte de un grupo que derroca al régimen existente y, en consecuencia, significa un ataque contra la soberanía, la institucionalidad y la vulneración de los derechos y garantías proclamados en la Constitución. (Ver Definiciones de golpe de Estado).

Venezuela. Hugo Chávez y Pedro Carmona.

Venezuela. Hugo Chávez y Pedro Carmona.

El viernes 12 de abril de 2002 el protagonista de un incidente de este tipo fue el presidente venezolano Hugo Chávez, cuando arribaron al palacio presidencial de Miraflores varios jefes militares para pedirle su renuncia y asegurar la formación de un nuevo gobierno y la convocatoria a elecciones anticipadas, tras una manifestación por la ciudad de Caracas. Esto fue el desenlace de un conflicto sindical con trabajadores petroleros, cuestionamientos a su gobierno desde el sector privado y una repentina caída de su popularidad. El nuevo mandatario, Pedro Carmona, comenzó por deshacerse de los allegados a su predecesor.

Honduras. Manuel Zelaya y Roberto Micheletti.

Honduras. Manuel Zelaya y Roberto Micheletti.

Un hecho semejante ocurrió en Honduras el pasado 28 de junio y despertó nuevamente el fantasma de la reaparición de los gobiernos de facto en América Latina. El presidente Manuel Zelaya fue expulsado del gobierno, secuestrado en su casa antes del amanecer y llevado por la fuerza en el avión presidencial hacia Costa Rica. El objetivo era impedir el desarrollo de una consulta popular no vinculante prevista para ese día en la que se pondría a consideración la posibilidad de conformar una Asamblea Constituyente que modifique la ley fundamental y permita, entre otras cosas, la reelección presidencial. En su lugar fue designado Roberto Micheletti.

Si analizamos lo acontecido en ambos países, si bien transcurrieron más de siete años entre ambos hechos, existen algunas similitudes que destacar. Entre ellas es posible apuntar el protagonismo de los medios de comunicación y su influencia sobre la opinión pública. El control de la información fue determinante: tanto en Venezuela como en Honduras una de las primeras víctimas de la crisis fue la prensa.

En el primer caso, las cadenas privadas de televisión fueron acusadas de sumarse al plan insurreccional y se ordenó el cierre de las mismas. Una vez instalado el gobierno de facto, sólo los medios internacionales transmitieron contenidos vinculados a los hechos, ya que los privados locales no realizaron cobertura de los mismos y el canal estatal estaba fuera de servicio.

En el segundo, el nuevo gobierno también optó por cerrar o ejercer control sobre los medios de comunicación que dieran a conocer los sucesos del golpe, tanto en la prensa escrita como en la radio, la televisión y hasta en Internet, e incluso fue bloqueada la señal de la cadena multiestatal TeleSur. Sólo operaban aquellos que apoyaban a Micheletti

Así fue que falsas informaciones, omisiones, cartas de renuncia y comunicados ficticios, y hasta la emisión de tiras cómicas en momentos clave, resultaron los principales protagonistas en los medios masivos de comunicación, que presentaron los hechos de acuerdo con sus intereses.

El derecho a la información es definido como el derecho a la libertad de opinión y de expresión e incluye el de investigar y recibir informaciones y opiniones, como así también el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión(1). Por lo tanto si hablamos de un golpe de Estado y nos remitimos a los hechos mencionados, queda a la vista el rol central de los medios y las redes de información en la democracia, como así también la importancia de la libertad, que resulta el primer derecho violentado al momento de instalarse un gobierno de facto.

(1) Loreti, Damián M. (1995). El derecho a la información. Paidós. Buenos Aires

VIDEO:
Golpe de Estado en Honduras. Se repite la historia de Venezuela.

DEFINICIONES DE GOLPE DE ESTADO:
¿Qué es un golpe de Estado? Definiciones recopiladas por Efemérides Culturales Argentinas en 24 de marzo de 1976: Golpe de Estado. Ministerio de Educación de la Nación. (IR AL SITIO).

VIDEO:
La Revolución no será transmitida. Documental sobre la manipulación de los medios de comunicación durante el golpe de Estado venezolano en abril de 2002. (IR A GOOGLE VIDEOS).

SITIOS WEB:
Sitio web oficial del Gobierno de Venezuela. (IR AL SITIO).
Sitio web oficial del Gobierno de Honduras. (IR AL SITIO).

Golpes cívico-militar-mediáticos

•9 octubre 2009 • Deja un comentario

Por Ileana Manucci

Que un medio de comunicación, o varios, puedan presionar directamente sobre gobiernos democráticos para desestabilizarlos, podría haber sido impensado en otros tiempos, pero hoy sabemos que un grupo político que pretende alzarse con el poder debe también tener el poder de la palabra, de las imágenes, para construir a través de ellas la realidad que quieren transmitir.

Imagen 1

En abril de 2002, Venezuela sufrió el primer golpe de Estado del siglo XXI. Las élites venían levantándose contra el gobierno de Hugo Chávez desde fines de 2001, “indignados” por una serie de leyes que, entre otras cosas, designaban una Junta Directiva, independiente a los intereses trasnacionales, que se encargaría de recuperar el control de Petróleos de Venezuela, industria que históricamente habían mantenido bajo su poder las clases dominantes. Un paro nacional y  episodios confusos que implicaron civiles muertos y heridos le dieron el poder a la clase empresarial y a la oposición para perpetrar el golpe, aunque sólo estuvieron al mando del país unas 36 horas, ya que soldados leales a Chávez y gran parte del pueblo venezolano devolvieron al derrocado presidente a su puesto.

Los hechos en Honduras son recientes y el capítulo aún no se ha cerrado. Los golpistas siguen en el poder y recién por estos días, después de casi cuatro meses de conflicto, comienzan a vislumbrase algunas acciones tendientes a abrir el diálogo con el depuesto presidente Zelaya.

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El papel que los medios de comunicación han desempeñado en ambos golpes tiene muchas aristas en común, aunque en Venezuela la acción fue mucho más directa, sin medias tintas. La cadena Globovisión, uno de los principales medios privados, realizó un montaje de un enfrentamiento a partir del cual se acusó a partidarios chavistas de disparar y matar a  manifestantes opositores…cuando en realidad respondían a un tiroteo contra un camión blindado de la policía y los antichavistas ya no se encontraban en esa calle. Las muertes producto de ese enfrentamiento fueron directamente atribuidas al presidente Hugo Chávez. Días después, cuando el pueblo reclamaba la restitución del presidente constitucional, Globovisión estaba trasmitiendo…trasmitiendo Tom y Jerry…Como si todo esto fuera poco, ante el golpe de Estado de este año en Honduras, la cadena manifestó: “El gobierno de Micheletti está ajustado a la Constitución, y nosotros quisiéramos, nos encantaría, que aquí en Venezuela se respetara la Constitución como se está respetando en Honduras”.

Pero en Honduras, sabemos, la Constitución no se está respetando, y los aliados mediáticos del gobierno de Micheletti están imitando a sus pares venezolanos. El 28 de junio de 2009, la prensa hondureña justificaba el golpe diciendo que los militares habían respondido a una demanda de la sociedad que no quiere convertirse en una nueva Venezuela, que Zelaya es un “aprendiz de dictador chavista”. Además, los medios internacionales no reconocieron el golpe de Estado y dicen que este es “extrañamente democrático” (The Wall Street Journal – EEUU) o que, recién ahora, luego de casi cuatro meses, hay “perfume de dictadura” (Libération – Francia). Esta misma actitud tomaron otros medios en 2002 ante los sucesos de Venezuela: “Chávez masacra al pueblo” (El Venezolano – EEUU), “Perfil del Ex presidente venezolano: El juglar que soñó con Bolívar. Perfil del Presidente Interino: Nacido para el diálogo” (El Mundo – España) o “La República Bolivariana ha muerto” (El País – España).

Contrarrestar toda esta información, o la falta de ella, no es tarea sencilla para los medios alternativos y comunitarios. No es fácil porque son muy pequeños ante el poderío económico y tecnológico de las grandes cadenas, porque son los primeros a los que se silencia, como les ocurrió a Radio Globo y Canal 36 en Honduras a quienes se les cortó la energía eléctrica para evitar sus emisiones o directamente fueron cerrados. En Venezuela, Radio Perola, Radio Catia Libre y Catia TV fueron asediadas políticamente y el canal estatal, cerrado. Pero a pesar de todos estos obstáculos, los pequeños medios han sido los que mayor entereza han mostrado al seguir junto al pueblo las manifestaciones y la denuncia de los atropellos a sus derechos. Estos periodistas, profesionales o de oficio, siguen intentando hacer sonar la otra campana, defendiendo las democracias de sus pueblos y aportando al espíritu crítico necesario para no dejarse aplastar por la aplanadora multimediática.

VIDEO:
“Los grandes medios de comunicación reproducen el sistema de poder en el mundo y toman examen de democracia a cada país”. Eduardo Galeano.

AUDIO:
Luis Galdamez, periodista hondureño, relata los sucesos de las primeras semanas del golpe y las amenazas que él y sus colegas reciben por parte del gobierno de facto.

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Un pueblo que resiste

•24 septiembre 2009 • Deja un comentario

Por Ileana Manucci

¿Qué ha pasado en Honduras desde el 28 de junio? Según las pocas noticias que difunden los medios en nuestro país y el mundo parecería que nada o muy poco, pero un movimiento popular muy fuerte ha estado resistiendo los embates de un gobierno ilegítimo que pierde fuerzas a medida que enfrenta sus armas contra la voluntad de un pueblo unido.

Honduras, hasta hace casi tres meses atrás, no era, para muchos, más que un país como varios de esos que muchos idealizamos como “el Caribe”: arenas blancas, mar esmeralda, pintorescos lugares; características que no dejan de ser reales pero que no son toda la realidad, como en nuestro país no lo son las maravillosas cataratas o la Patagonia de los turistas con euros.

El 28 de junio pasado, Honduras comenzó a existir en la escena pública mundial por un golpe de Estado perpetrado por, como no, los sectores más conservadores de la sociedad hondureña apoyados por gran parte de la comunidad internacional, especialmente por los Estados Unidos, que tanto por acción como por omisión han estado presente en este acto inconstitucional. La “república bananera”, como siempre se llamó a Honduras desde el norte, es el tercer país más pobre de América con un 52,9% de sus habitantes por debajo de la línea de pobreza. Posee casi ocho millones de habitantes, la mayoría de ellos indígenas o mestizos que subsisten gracias a la agricultura, de los cuales un millón 300 mil son analfabetos, una cifra que el destituido presidente Manuel Zelaya pretendía eliminar siguiendo un método de enseñanza cubano y la asesoría de profesores de aquel país.

Muchos son los puntos sobre los que se puede escribir respecto a un golpe de Estado: cuestiones políticas, económicas, históricas, censura, represión, entre otras. Pero si algo ha marcado a la situación hondureña a lo largo de estos tres meses ha sido la resistencia del pueblo ante el gobierno de facto, el movimiento popular que ni un solo día ha dejado de estar en las calles para reclamar la restitución del depuesto presidente constitucional.

Desde el primer día que Roberto Micheletti se alzó ilegítimamente con el cargo de primer mandatario, y a pesar de haber prometido «la conciliación de la gran familia hondureña, el gran diálogo nacional y compartir el gobierno con todos», se decretó un toque de queda en todo el territorio nacional que presagiaba que de diálogo y conciliación no iba a haber nada…Cientos de soldados se apostaron en las calles de Tegucigalpa y de las principales ciudades con la excusa de mantener el orden público y silenciar cualquier tipo de manifestación en contra del nuevo gobierno, pero a pesar de esto y del terror que ya comenzaban a sembrar entre los hondureños, miles de personas salieron espontáneamente a las calles a exigir la vuelta de su presidente y el retorno constitucional.

El Frente Nacional de Resistencia está a la cabeza de la batalla del pueblo hondureño, en él se han reunido diferentes movimientos sociales, indígenas, sindicatos y algunos partidos políticos opositores al golpe que se han mantenido en estado de manifestación y alerta por más de 80 días, resistiendo a los embates de los soldados y la policía que más allá de los prisioneros que han tomado, de las persecuciones, la censura, las torturas, las muertes, no pudieron desarmar el frente popular que consolida el poder del pueblo y da continuidad a un proceso de oposición y lucha que se viene gestando desde principios de este siglo en Latinoamérica. Justamente, uno de los objetivos primordiales de este golpe ha sido romper la unidad del ALBA y del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), objetivo que fue explicitado por la derecha estadounidense y por algunos miembros del gobierno de Obama, pero esto parece poco probable que suceda, ya que el pueblo hondureño ha tenido una respuesta inesperada, adulta —si se la puede llamar así—, absolutamente pacífica, espontánea y en la que, más allá de los crímenes cometidos por parte de los dictadores, expresa una cierta excitación y la adrenalina propia de aquellos procesos de cambio que se sabe marcarán la historia.

Las demandas de la ciudadanía son claras: la vuelta de la democracia y la realización de la reforma de la Constitución, tema que motivaba la consulta que el presidente Zelaya pretendía realizar el mismo 28 de junio. Hoy los hondureños son conscientes de que su lucha va más allá de clamar por su presidente; la reforma de la nación, la reivindicación de su identidad y soberanía se han convertido en el objetivo de la resistencia que están llevando a cabo.

Figurita repetida

•24 septiembre 2009 • Deja un comentario

Por M. Cecilia Rolandi

Cuando las fuerzas militares destituyen un gobierno democrático o cuando en plena democracia hay intereses económicos y políticos en juego, la libertad de expresión es la primera en ser acallada o censurada. 

Represión a periodistas en las calles de Tegucigalpa.

Represión a periodistas en las calles de Tegucigalpa.

 

 

El domingo 28 de junio de 2009, se iba a realizar en Honduras una consulta popular para determinar si se llamaba a una Asamblea Nacional Constituyente. La convocatoria fue rechazada por sectores políticos y sociales del país, quienes no acordaban con la posibilidad de instaurar la reelección. Fue así que, en la madrugada del domingo, más de 200 militares tomaron la residencia del presidente Manuel Zelaya y lo trasladaron a la sede de la Fuerza Aérea y luego a Costa Rica, mientras el presidente del Congreso Roberto Micheletti se autodesignó presidente interino de la nación.

En democracia la libertad de expresión juega un papel determinante porque no sólo la diferencia de un régimen autoritario, sino también porque sin ella no puede haber participación ni decisión democrática. Se sabe que eso la convierte en una garantía constitucional y, estoy convencida, de que también es el motivo por el cual es la primera en ser coartada cuando se impone un gobierno autoritario. Además,  si se obstruye la circulación de información se puede continuar luego con cualquier tipo de transgresión, suponiendo que se hace a espaldas del pueblo.

Tras el golpe de Estado, casi un 95 por ciento de los medios de comunicación de Honduras dejaron de transmitir cualquier tipo de información relacionada con la expulsión a la fuerza del presidente Zelaya, por colusión los más y por coerción oficial los menos.

Empezando por los medios locales, Radio Globo, una emisora con cobertura nacional, adquirió una postura crítica respecto del golpe y de las violaciones a los derechos humanos, incluso informó todos los acontecimientos que sucedieron luego de la ruptura del orden constitucional. Esa actitud informativa le significó recibir agresiones como el allanamiento de sus instalaciones, amenazas a sus propietarios y periodistas y que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de facto de Honduras (Conatel) decida clausurar su frecuencia. Por su parte, la señal del Canal 36 que se transmite desde Tegucigalpa, también mantiene su señal interrumpida como consecuencia de haberse opuesto al gobierno ilegítimo. Sus equipos de transmisión fueron dañados y su señal es constantemente saboteada e interrumpida. Además, la empresa de televisión por cable Cable Color y el Canal 11, ambos imparciales en el conflicto, recibieron la intervención de Conatel para realizar unas pruebas argumentando que no cumplían con la ley; está claro que se trata de un boicot técnico para impedir que la señal salga al aire o para tratar de imponer sus contenidos.

A nivel internacional, los equipos periodísticos de TeleSUR y Venezolana Televisión (VTV) fueron retenidos y obligados a abandonar Honduras. El enviado especial de VTV, Eduardo Silvera, manifestó que «el secuestro de periodistas que estábamos en el país se produjo cuando ya otros corresponsales de medios internacionales habían sido obligados a dejar el lugar», lo cual, a su juicio, revela la intención de las autoridades de facto de ocultar el golpe. Finalmente, el equipo de TeleSUR fue liberado gracias a la intervención de las embajadas de Venezuela y Nicaragua, así como de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos quien acompañó al equipo por vía terrestre hasta que pasaron la frontera.

Periodista de TeleSUR agredido por militares hondureños.

Periodista de TeleSUR agredido por militares hondureños.

El hecho ilustra como las autoridades de facto tratan de evitar que se dé a conocer lo que está sucediendo en Honduras, en donde miles de personas exigen el regreso del presidente que eligieron democráticamente; pues son totalmente conscientes de que para el pueblo hondureño el  periodismo podría significar una esperanza para mostrar al mundo lo que está pasando en sus calles.

En fin, y aun más siendo estudiante de Comunicación Social, me preocupan estas situaciones en donde para ejercer poder se acalla primero la voz de las mayorías. Pero mucho más me preocupa la existencia actual de dicho régimen autoritario y, por qué no decirlo, la posibilidad de un sistema de medios monopolizado en plena democracia.

Bibliografía o sitios web consultados

  • BADENI Gregorio. Capítulo 1: Libertad de pensamiento y Libertad de expresión en Libertad de prensa. Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1997.
  • GARCÍA R. Marisol y BUSTAMANTE N. Jenny. El ensayo periodístico y sus concepciones: algunas implicaciones pedagógicas. Venezuela, 2006.
  • Materiales periodísticos otorgados por la cátedra como ejemplos.
  • Agencia Radiofónica de Comunicación, de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER): www.arcdigital.blogspot.com.
  • Clarín: www.clarin.com
  • Diario Crítica: http://www.criticadigital.com
  • La Nación: www.lanacion.com
  • TeleSUR: http://www.telesurtv.net.
  • TeleSUR, Especial Golpe de Estado en Honduras.